Sincronizarse con la velocidad del cambio

Muestra individual en Centro Cultural Casa del Poeta Antonio E. Agüero. Villa de Merlo, San Luis. Argentina. Mayo 2022.

Alcanzar la sombra, encontrar ese punto errante donde el día se hace noche. Habitar ese existir sin lugar, que sucede en el vaivén de la vibración. En ese momento entre inhalar y exhalar, percibimos que la presencia está viva. Esa misma presencia que encontramos en el latir o en el despertar y también en diversos aspectos que generan estas tensiones, como la escala, la cavidad, inclusive el olvido.

En esta complementariedad existe una materia, un vacío que contiene un devenir de ciclos sin comienzo ni final, que se dinamizan mutuamente en un eterno movimiento evolutivo y destructivo.

Un dibujo sin soporte,

Un dibujo sin suficiente espacio,

Una línea que da forma,

Una forma que no cierra,

Una piedra que refleja montaña,

Una mirada que observa lo que falta,

Un vacío que tiene cuerpo…

Lo real está lleno de contradicción.

Sincronizarse con la velocidad del cambio es una investigación que intenta registrar un posible diálogo abstracto entre diferentes objetos.

Trabajo con la colección de piezas en papel, plástico, madera, ceniza, piedra y grafito. Observo en ellos su temporalidad, su gestualidad; a la vez busco relaciones de escala, de distancia; advierto la acumulación y la superposición y sobre estas operaciones intento develar aquello que no hay, lo que no se ve, para darle forma e integrarlo como otro material para el relato.

Esa cavidad que existe en el silencio, aquella inmensidad que aún perdura en una piedra que fue montaña, o la apertura de una línea que invita a integrarnos, a continuar ese movimiento, son algunos de los indicios que conforman esta muestra.

A través de ese nuevo orden que encuentran los objetos, observo una nueva configuración visual, una estética sobre el material que le devuelve al soporte importancia. Y lo que se ve sobre él, la tinta, el grafito, inclusive el corte, toman la esencia de marca, cicatriz de una pieza más grande.

Aguerreberry/ Kluk, 2021